martes, 3 de octubre de 2006

Emersión

. . .El mar se despejaba al mismo tiempo que la tormenta arreciaba. Fue en aquel momento cuando dos gigantes cetáceos aparecieron ante mis ojos dejándolos en absoluta oscuridad. Me habían eclipsado completamente. Me habían empujado al abismo de la atemporalidad temporalmente; instantáneamente. Pude vivir con intensidad aquel momento. Recuerdo que pude ver cómo las ideas recorrían todo mi cuerpo y, al final de su trayecto se eyectaban de mí extrayendo todo su fluido y completando su fase interna en un arrebato de pasión externa.

. . .Estaba compatibilizando las razones desacertadas y cambiándolas para basarlas en conexidades oportunistas dentro de una lógica autoracionalizada. Pero no conseguía que los triángulos se convirtieran en ángulos muertos ni que los rings de combate expulsaran la suciedad allí vertida. Solo conseguía nuevas excepciones que aclaraban viejos errores y acciones vividas en el estado consciente. Verdaderamente ellas en sí, no me importaban demasiado. A pesar de su estado imperante. Pero la velocidad cognitiva de la que disfrutaba, me hacía imposible atracar ante un hecho oportunista del pasado. Ante un mecanismo desarticulado por motivos de seguridad que ya cayó en una de aquellas cajas ya vacías.

. . .Todo aquello había pasado. Se crearon nuevos conceptos y nuevos tratamientos. También perlongaciones de asiduidades y estiramientos de reminiscencias flotantes que aún no se habían hundido en el fondo del inconsciente tan intransigente del que disfrutaba. Ciertamente, esa capacidad abrumaba hasta la última pizca de sinceridad que resomaba.

. . .Recuerdo también una serie de historias creadas a partir de las cuales conseguí reflectar todo aquello que acontecía en aquellos lugares de las profundidades ciegas a toda luz cegadora. Era mejor no ver algo que no hacía falta cuando lo que realmente importaba, sin luz, o con ella, lo lograba discernir. Por ello era importante saber la itinerancia concurrente en la necesidad de abastecimiento fotónico. Para ello esos relatos cronistas e insulgentes y carentes de ingenuidades distrayentes que posibilitaban la palpación de la sinergia creada entre algunas de las posibilidades axiomáticas.

. . .Sinceramente creo que la demostración de aquellas acrobacias frente aquella gran tormenta ahuyentó a mis malos pesares y a aquella luz cegadora que invadía mis córneas y hacía desaparecer mi enramamiento masivo hacia algo atemporal fuera de autoconflicto y de desavenencias infraestructurales que no me dejaran descansar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario