miércoles, 5 de septiembre de 2007

Desde un extremo o desde el centro

Desde un extremo o desde el centro. Desde el punto en el que gira todo el segmento que rodea al aire que me penetra. Al sudor de las palabras que el viento arrasa. Al tenebroso mar que nunca me arrastra, hacia dentro, a la profundidad perpetua. A los atisbos y abismos que engullen a los rincones de los pensamientos dormidos en el tiempo. Como agujas huecas por donde se difumina el pensamiento y se extrapola el sufrimiento. Ahí donde las aguas arrastran todo aquel conocimiento no digno de ser entendido. Allí donde la luz se ha convertido en onda y la materia olvida su movimiento y conforma lo que haya el sentido. Las palabras del olvido. las palabras de la muerte que, de alguna manera, deben abandonar su lecho para divagar por los mares en busca de su cuna del olvido, de su muerte.

Aquí palabras, os olvidamos con el tiempo. Aquí, en el tiempo presente. En el mar inconsciente. En la banalidad decadente y atrayente hasta el centro. Desde un extremo o desde el centro.

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