viernes, 25 de mayo de 2007

Sin título 1

. . .Solo un atisbo de originalidad desplaza a la palabra que el viento intenta originar.
Solo una palabra de originalidad siembra al sentido de siniestralidad.
Como un pájaro que da cuerda.
Como un pozo que alumbra a un espacio en su penumbra.
Como un bosque desolado y unas montañas, que desnudas, erizan sus pezones al sentir el amplio manto de partículas que las recorren fugazmente.
Con el sudor resbalando en mi cara, como la mancha que en ella se ampara.
Como el reloj que no da vueltas y como el tiempo que se ha parado.
Las nubes que dan vueltas.
Las luces que tintinean.
Las manos que me sustentan, son las heridas que me envenenan..
Son las llaves de las puertas.
Son las puertas de las letras.
Son las letras de las palabras.
Son, las partículas que componen esas ventiscas de palabras que dan rienda a mis locuras.
Son, como cada día, mi pan.
Aquel que me alimenta y me da vida.

. . .En el pozo se estancan aquellas que no uso. Aquellas que se encuentran en ordenación constante, y que fluyen a través de mí como si algo me atravesara cada vez que salen. Lo hacen despedidas con gran facilidad, aturdiendo los oídos ajenos e infringiendo demasiadas verdades que pueden aterrar. Verdades directas que incluso a mí, susurran cosas que me sorprenden. Me sorprenden por dentro, por la verdad que encierran y que me intentan demostrar. Por la fragilidad del compuesto en el que suelen estar. Fluyen constantemente. Son influyentes. Pero no constantes. Son pequeñas cosas que sumadas son muchas. Todas parten de mí, de un lugar lejano en el inconsciente, de un lugar de donde poco sé y poco conozco, a parte de las impresiones generadas y de las demostraciones acreditadas. ¿Dónde se encuentra esa dichosa localidad?¿Se puede utilizar sin desequilibrar su frágil ecosistema?

No hay comentarios:

Publicar un comentario