Suicidio

. . .Me gustaría que la gente pudiera comprender como se siente alguien antes o durante su suicidio. Algunos no pueden expresarlo, porque ya es demasiado tarde, pero otros si que pueden. Creo que este es el primero digno de confianza al 100%, ya que es de un caso real. Lo he escrito yo, aunque nunca aclararé su detractor. Es un secreto que guardo conmigo. Está relatado en prosa, aunque tiene un intento de verso, pero sin llegar a él. Los símbolos son muy claros y no escaparán a nadie. Quizás el más difícil de acertar sea:

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Marioneta, trapo--> Quizás alguno no lo conozca, pero pretende dar significado a la gran obra de teatro mundial, de la que todos somos marionetas. Estoy hablando del capitalismo y las cuerdas con las que nos mueven. Hay mucha gente que pretende controlarnos para que no seamos más que eso, marionetas fáciles de mover.
Un gran número de personas ya lo son. Recomiendo que nunca dejemos que se nos apropien, porque es la única forma de ser "libres". Tenemos que demostrar que crear es posible, y un nuevo mundo, donde todos seamos iguales también. Hay que criticar, y en este caso, este escrito es una crítica para todo aquello que hace opresión injusta sobre las personas que no lo merecen. Es un grito desesperado para que todos despierten y vean lo que está pasando en realidad. ¡Cread, intentad ser diferentes¡

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. . .Espero que el contenido del relato sea claro, conciso y directo y que profundice sobre aquello que realmente trata. Los males de esta sociedad. Espero las críticas hacia él, y recordad que se puede comentar aun sin estar registrado, así que ánimo.

Salvación

¿A dónde vamos a parar? ya no sé que hacer ni que pensar. ¿Por qué tengo que sufrir tanto cuando estoy solo en este puto mundo?Ya no sé si respirar. Ya no sé siquiera si sentir, porque todo me duele. Son como mil cuchillos clavándose en mi cuerpo. Es por eso que ya todo me da igual, es por eso que me rajo para intentarlo aliviar, aunque en realidad no sirva para nada, pero por lo menos la sangre derramada sirve para tranquilizarme. Ya no sé si siento ni tampoco si lo intento, porque nada ya me hace recapacitar. Es más, ya nada creo que me haga mirar atrás, porque ya nada merece la pena como para ello. Son todo reflejos del pasado, de una vida que me ha arrasado y que no ha parado su camino, y que siguiendo no ha hecho más que pisarme y dejarme sin sentido. ¿Es que soy una marioneta más? ¿Soy el trapo usado que hay que dejar atrás? ¿Soy yo el inútil que tiene que sufrir estando por debajo de los demás? No lo sé, pero este mundo cruel no hace más que darme con la guadaña de la muerte. Quiere que desaparezca y lo haré. No dejaré rastro de mi existencia, aunque de todas formas, de nada serviría. No existo para ellos. No soy nada. Así, me asumo en la consecuencia de mi muerte, ya que yo seré el único responsable aparente. Por eso desde aquí, cojo otra vez la navaja de la verdad, porque ella me hace ver lo que sucede en realidad. Ya van 13 cortes, pero por mucho que sangre y me llene la cara, pinte los labios y restriegue por todo el cuerpo, no logro morir. Las gotas caen al suelo una tras otra, pero no conforman mi derrota. ¿Todavía no ha llegado mi hora? Ya estoy cansado. Sé que mis lágrimas no son rojas, pero cuando resbalan por encima de la sangre reseca, se vuelven rojizas. Huele a hierro. Será que estoy fuerte. Que frágil parezco ante mí. Ironía de la vida tal vez. Por eso golpeo mis piernas en busca de que salga más fuente de vida de mí para dejarme sin vivir. Quiero que salga todo, porque ya no la necesito. Me quito la vida para demostrar que no podrán conmigo. Ésta es mi manera de demostrarlo. Aunque mucho estoy tardando. La bañera se ha llenado de sangre. Está toda roja y se va poco a poco por el desagüe. Me resbalan las gotas carmesí por la piel, como las lágrimas por la sangre. Separo los cortes, los hago más grandes y profundos para que sean más efectivos en menos segundos. Pero aun así no muero. No veo si palidezco, porque la sangre que cubre mi cara es rojo intenso y tampoco siento si muero, porque mi corazón ya no entiendo. No sigo a nada. Simplemente no puedo sentir nada. Ni siquiera me duele seguir golpeándome. Ni siquiera veo ya. Todo está empezando a dar vueltas a mi al rededor y un color negro se cierne con todo esplendor. Ya no veo luces, solo negro y la sangre, que salada, cristaliza por todas partes. ¿Por qué todavía no marcho? ¿A qué estoy esperando? No sé por qué, pero de todas formas no pienso volver. Ya parece que todo se aclara. Ahora entiendo porqué todavía sigo entero. Me quiero dar otra oportunidad. Sé que esta vez podré ganar. Estoy tirado en la bañera, desnudo, con 13 rajas en las piernas y brazos, que no hacen más que sangrar. Pero parte de ellos ya han cesado de emanar. Creo que eso significa algo. Espero que así sea, porque de lo contrario, volveré. Y esta vez, no saldré.