sábado, 24 de junio de 2006

"El mundo real es una ilusión histórica"

. . .Hace poco empecé a buscar un motivo por el cual escribir un nuevo post. Ideas no faltan. Cosas que comentar, cosas que escribir y que contar. Pero el motivo aparente no era el mismo de siempre, sino una nueva caracterización de las palabras. No por sus letras ni sus sonidos fonéticos, sino por la propia interioridad de las mismas. Por su propio yo. Dejemos de lado el significado aparente. El del diccionario de la real academia de la lengua española (RAE) y todo lo demás. Dejemos a parte el significado que el pueblo le quiera dar. Al fin y al cabo cada persona la siente en su entera propiedad. En su entera bastedad. No es por la refutación de una de mis teorías. Ya está refutada. Con leer esto es suficiente para ver algo que entra directamente por los ojos y se acumula en el subconsciente para ser tratado por el cerebro.

. . .El significado real de una palabra no es algo que se nos pueda decir con más palabras. Ni gestos, ni sonidos. El significado real de la palabra lo hemos ido adquiriendo durante el tiempo y se ha ido depositando en el contenedor que tenemos alojado en el inconsciente. Una palabra no tiene un significado directo. No es veloz ante el cerebro. Por mucho que las reacciones sean evidentes en el acto. Sino que el verdadero significado de la palabra hace que el inconsciente trabaje duro para saber qué es lo nuevo a añadir en el contenedor y qué es lo nuevo con lo que trabajar para tratar esta palabra, para saber realmente qué es lo que se estaba diciendo con ella. Cuál era el significado verdadero. Por eso la reacción no es instantánea. Por eso las reacciones de verdad se hacen esperar. Por que los datos a procesar, clasificar y ordenar son muchos más. Por eso cuando te dicen algo, hasta que no se ha acabado de almacenar, no eres capaz de ser consciente de la realidad que le atañe a la palabra concerniente. Al significado subyacente y a la falsedad que le rodeaba ante el momento del intercambio.

. . .Así, la barrera infranqueable del posible ser de la palabra se ha vuelto vulnerable a la vista inconsciente, pero consciente ante todo. A la vista retraída y olvidada. A la vista que creemos ha sido devastada por todo vestigio de vida moderna y de superioridad absoluta. A la vista no clásica, pero sí dinámica. Sí abstracta y realista. A la vista que tanto ansiamos pero que tanto miedo nos causa. Al abismo "temporal" del inconsciente natural. A la fuente de la riqueza conceptual y de las definiciones por naturaleza. A la vida humana y a su ser verdadero. Pensemos un poco en las palabras y en las que les rodea. Pero no al instante. Deja que penetre lo suficiente para ser analizada, para ser entendida y bien almacenada. Así, seguro que le darás el uso que le toca.

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